I. IDENTIDAD
1. Identidad Individual
A lo largo de la vida el ser humano se pregunta a sí mismo quien es, obteniendo una y otra vez una respuesta que no termina de ser resuelta por completo, ya que por mas claridad que se maneje en el asunto nos volvemos a hacer la misma pregunta en forma repetida.
Para la psicología la identidad es imprescindible para respondernos quienes somos, formando parte de lo que son la necesidades básicas, así como el afecto y el alimento.
Uno de los primeros significados sobre la identidad se da desde una perspectiva ontológica o principio de no contradicción, lo que permite afirmar que todo ser es idéntico consigo mismo, y que al ser así no puede ser otra cosa simultáneamente. Posteriormente se plantea la reflexividad como factor fundamental para el proceso de identidad humana, que los diferencia de las cosas inanimadas y animales. Ya que hay conciencia y auto reconocimiento son necesarios para que exista identidad, la pregunta está en cómo este autoconocimiento se mantiene en el tiempo. Mediante la memoria.
Locke propone que "tan lejos como esta conciencia pueda extenderse hacia atrás a cualquier acción o pensamiento pasado, hasta allí alcanza la identidad esa persona"[1]. Entendemos así que es la continuidad de la conciencia que determina la constitución de la identidad del sujeto, y con ella la responsabilidad moral. Leibniz sostenía que además esta identidad, y carácter moral determina la personalidad del sujeto. De modo que mediante la memoria se hace posible reforzar o inhibir una conducta. Existe una relación entre la responsabilidad y el auto-reconocimiento, y de éste con la memoria y la autoconciencia. Siguiendo esta secuencia de relaciones, puede argumentarse que cualquier individuo humano que pierde su memoria mantiene lo idéntico consigo mismo, lo que no lo hace necesariamente moralmente responsable por el comportamiento que olvidó.
Por lo tanto toda identidad va cambiando y supone alteridad. Se podría decir que la identidad está sujeta cambio permanente, lo que conlleva la afirmación de particularidades, pero también de diferencias y relaciones con los otros. Se trata de una pregunta siempre presente y cuya respuesta se busca en imágenes, fragmentos, recuerdos, historias, relaciones con uno mismo y con otros, esos "otros que no son si yo no existo, los otros que me dan plena existencia". [2]
2. Identidad Colectiva
La identidad tiene que ver con nuestra historia de vida, y además se ve influida por los paradigmas que manejamos y por el paradigma de mundo que predomina en la época y lugar en que vivimos. Observamos así un cruce individuo-grupo-sociedad, por un lado, y de la historia personal con la historia social, por otro.
Los individuos, los grupos y las culturas tienen conflictos de identidad. Hay una identidad personal y varias identidades colectivas, lo que debe se contemplado en el presente análisis.
Jorge Larraín propone una concepto respecto a la identidad que va mucho más allá de la mismidad individual, y se refiere a una cualidad o conjunto de cualidades con las que una persona o grupo de personas se ven íntimamente conectados.
En este sentido la identidad tiene que ver con la manera en que individuos y grupos se definen a sí mismos al querer relacionarse -"identificarse"- con ciertas características. Esta concepción es de carácter social ya que aquello con lo que alguien se identifica puede cambiar y está influido por expectativas sociales.
Al explorar este concepto de identidad cualitativa, Tugendhat ha destacado el carácter subjetivo de las cualidades que constituyen la identidad y el hecho de que ellas pueden cambiar. La identidad cualitativa responde a la pregunta acerca de lo que cada cual le gustaría ser. La respuesta a esta pregunta puede estar influida por el pasado, pero se refiere básicamente al futuro. En el ejemplo propuesto por Tugendhat, yo puedo ser padre en un sentido biológico, pero en otro sentido, que es fundamental para la identidad, yo soy padre solo si escojo serlo.[3] Esto se aplica a la mayoría de las cualidades importantes para la identidad.
Tugendhat cree que la mayor parte de la literatura sobre identidad, desde los primeros escritos de Erikson hasta los más recientes de Habermas, ha estado afectada por una confusión entre identidad individual e identidad cualitativa y que sólo esta última es una conceptualización adecuada. Aún cuando el análisis de la identidad cualitativa es sugerente y útil, descuida destacar su carácter social.
Jorge Larraín sostiene que como la identidad no es una esencia innata sino todo un proceso de construcción social. Es necesario establecer elementos constitutivos de tal proceso.
Jorge Larraín propone así que en primer lugar los individuos nos definimos a sí mismos, o nos identificamos con determinadas cualidades, las que a su vez forman parte de ciertas categorías sociales compartidas. En el proceso de formación de identidades personales, los individuos compartimos ciertas ideas grupales a fines o características tales como religión, género, clase, etnia, profesión, sexualidad, nacionalidad, las que están determinadas culturalmente y ayudan a la especificación del sujeto y a su sentido de identidad. Por lo tanto, en este la cultura es uno de los determinantes de la identidad personal. Si observamos todas las identidades personales nacen en contextos colectivos culturalmente determinados. De esta última idea surgen el concepto de identidades culturales. “Durante la modernidad las identidades culturales que han tenido mayor influencia en la formación de identidades personales son las identidades de clase y las identidades nacionales.”[4]
En segundo lugar propone el elemento material, lo que incluye el cuerpo y otras cosas materiales que posee el sujeto capaces de entregar al mismo, elementos fundamentales para su autoreconocimiento. De modo que los objetos pueden influenciar la personalidad del mismo. Donde su presencia u ausencia la configuración de nuestra personalidad. Al mismo tiempo el sí mismo de individuo solidariza con sus con sus posesiones concretas, donde el intercambio refuerza el sentimiento de relación personal con esa posesión. Entonces a través de este factor material la identidad se relaciona con el consumo y con las industrias tradicionales y culturales, y estas a su vez con mundo de objetos y formas de entretención y arte. Por lo tanto al tener acceso a ciertos bienes, es posible llegar a acceder a un grupo imaginario determinado representado por esos bienes; lo que es una forma de llegar atener autoreconociemiento. Las cosas materiales contribuyen a diseñar y modelar identidades personales al simbolizar una identidad colectiva o cultural a la cual se quiere acceder.[5]
En tercer lugar Larraín propone la construcción del sí mismo implica la existencia de otros, pero en un doble sentidota que los otros son aquellos cuyas opiniones acerca de nosotros internalizados y también son aquellos con respecto a los cuales el sí mismo se diferencia, y adquiriendo un carácter distintivo y puntual. De manera que el resultado de nuestra autoimagen implica nuestras relaciones otros y su evaluación de nosotros. Una vez que el sujeto internaliza las nociones, conclusiones o ideas de los otros acerca de él, pasando estas a ser sus propias auto-expectativas, este se define a si mismo en términos de cómo lo ven estos otros. Es importante aclarar que son solo las evaluaciones de quienes son significativos para nosotros cuentan en la conformación de nuestra autoimagen; donde los padres son los primeros otros mas significativos, para mas tarde convertirse en una gran variedad de "otros" que empiezan a participar (amigos, compañeros, etc.).[6]
En el proceso en que los individuos construyen sus identidades personales, estos también comparten ciertas características o lealtades grupales culturalmente ya determinadas, que especifican también al sujeto y su sentido de identidad. Encontramos en este punto la idea de identidades colectivas, tales como género, clase, etnia, sexualidad, nacionalidad etc., lo que Stuart Hall llamo "identidades culturales". Se refiere así formas colectivas de identidad porque apunta a ciertas características culturalmente definidas, que a su vez son compartidas por muchos individuos. Por ejemplo si soy boliviana, pertenezco a un colectivo, que a su vez me hace parte de un grupo identificado por algunos rasgos específicos. sin embargo la bolivianidad significa muy poco sin la referencia a personas individuales concretas que continuamente las recrean la bolivianidad por medio de sus prácticas.
Citando a Larraín en:” Parafraseando a Giddens, podríamos decir que las identidades colectivas son continuamente recreadas por individuos a través de los mismos medios por los cuales ellos se expresan a sí mismos como actores con una identidad nacional, pero, al mismo tiempo, las identidades colectivas hacen esas acciones posible. De allí que una identidad colectiva sea el medio y el resultado de las identidades individuales a las que recursivamente organiza”[7].
Es importante agregar que una identidad colectiva no posee una estructura psíquica o de carácter, que se refiere a los rasgos psicológicos. Por lo tanto no hay un carácter colectivo que otorgarle. Por ejemplo, que los latinoamericanos comparten una estructura de carácter latinoamericana, que es diferente de la estructura de carácter norte americana. Si bien existen diferencias culturales entre ambas culturas, es muy improbable que existan diferencias significativas al nivel de rasgos psicológicos abstractos.[8]
Clyde Kluckhohn postula esta idea, que los individuos pertenecientes a una sociedad específica poseen una estructura de carácter común, patrón cultural, que consiste en una serie de rasgos psicológicos. De manera que es posible hablar de un "carácter nacional" o de una "mentalidad de pueblo" o de una "personalidad básica" que consistía en una serie de características psicológicas, relativamente estables, cuyos miembros de una sociedad comparten ya que poseen la misma cultura.
Clyde Kluckhohn, basandose en el estudio antes mensionado, encabeza otros similares durante la Segunda Guerra Mundial acerca de "cultura a distancia" con el fin de determinar los rasgos del carácter nacional de algunos pueblos extranjeros, lo que eran financiados por agendas gubernamentales con el objeto de establecer un posible modelo de conducta de naciones enemigas. Se establecio así patrones del carácter ruso que según Kluckhohn, era "caluroso y humano, tremendamente dependiente de afiliaciones sociales seguras, inestable, irracional, fuerte pero indisciplinado, necesitado, por lo tanto, de estar sometido a alguna clase de autoridad". Del mismo se estudio el estudió el carácter nacional japonés y otros se antropólogos se hicieron cargo de Polonia, China, Checoeslovaquia, etc. Este tipo de estudios fueron más allá de el objetivo puntual primeramente planteado l y se realizó con muchos otros países para poder definir un carácter nacional y una identidad nacional.[9]Lo mismo ocurre con latinoamerica, ya que también ha tenido su dosis de estudios del carácter nacional.
3. Identidad Latinoamericana
[1] Larraín, Jorge; “ Identidad Chilena”. Capitulo I: “El concepto de identidad”; págs. 3 a la 4
[2] Alvarez Marcela; “La construccion de la identidad, fallas en la consolidación del sentimiento de si mismo: la identidad negativa”, Concepto de identidad; pág 3 y 4
[3]Larraín, Jorge; “ Identidad Chilena”. Capitulo I: “El concepto de identidad”; págs. 5 a la16.
[4] Ibid: pág. 17
[5] Ibid. Págs. 18 a la 19
[6] Ibid. Págs. 19 y 20
[7] Ibid. Pág. 24
[8] Ibid. Pág 26
[9] Ibid Pçag 28
ESTIMADO PROFE: Le escribimos para explicarle que estamos avansando lento... pero seguro, tendremos todo listo par ael día viernes tal como lo acordamos en clases.Esperamos que no haya sido determinante para esta entrega la cantidad, ya que estamos aplicando todo lo conversado en la ultima clase, y tal como usted me dijo, no importa cuanto pero que se avance en el marco teorico lo mas que se pueda,es así cierto??eso esperamos, saludos,
Gabriela Riveros
domingo, 30 de noviembre de 2008
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